Como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga y muchas veces algo con connotaciones negativas puede traer algunas cosas más positivas. Esto sucede con el lugar que os traigo hoy al blog. Todos sabemos que la construcción de una gran infraestructura acarrea consecuencias bastante perjudiciales para el medio ambiente. El caso de los embalses no es ajeno a este hecho. Tras la construcción del embalse de Itoiz se inundó una zona de gran riqueza paisajística y para la fauna. Si tenemos que extraer alguna conclusión positiva de esta obra, además de la riqueza que ha creado en las zonas donde va ese agua, serían las pequeñas joyitas que hay aguas abajo del embalse.
Una de ellas es la balsa de Villaveta, una pequeña presa abastecida por el Canal de Navarra y situada a la izquierda de la carretera de Pamplona a Aoiz, a la altura del Señorío de Liberri. Se puede acceder con un vehículo sin tracción 4x4 por una pista asfaltada, pero ojo porque el tránsito por algunos caminos, especialmente los que bordean el canal está prohibido.
La lámina de agua tiene una superficie que no llega al medio km cuadrado y está rodeada de lomas con campos de cereal y monte bajo de ollagas, bojes y enebros. También hay zonas de zarzas y rosal silvestre y algún chopo de escasa talla. Las orillas son de limo, con alguna pequeña playa con carrizo.
Pues bien, este modesto "humedal" es una de mis zonas de pajareo, fundamentalmente por quedarme cerca de mi base de operaciones y coto de caza, por lo que siempre que puedo aprovecho para darme un garbeo. A pesar de no ser un sitio espectacular ni mucho menos, rara vez defrauda y a menudo da sorpresas monumentales, sobre todo en épocas de migración de aves, ya que toda esta zona constituye un importante corredor migratorio. Especialmente al final del invierno, cuando el Pirineo se cierra por algún temporal, las aves que suben hacia Europa quedan sedimentadas en esta laguna a la espera de que los pasos se limpien de nubes. Es en estos días de viento noroeste y xirimiri cuando podemos encontrarnos con especies poco habituales.
Uno de estos casos me ocurrió el pasado febrero. Tras una noche de tiempo revuelto, con una ligera nevada incluida, me di una vuelta por la balsa. Enseguida observé unos inquilinos poco frecuentes en la zona: Una bandada de una quincena de ánsares comunes o gansos, que por aquí llamamos ansarones. En un primer momento no vi nada raro, pero cuando levantaron el vuelo para seguir su viaje llamó mi atención un ejemplar más pequeño y oscuro entre los grandes gansos. Rápidamente les lancé un ráfaga con la cámara de fotos y al comprobar las imágenes ¡Gol en Las Gaunas! Una BARNACLA CARINEGRA volaba de incógnito entre los ánsares.
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Bandada de Ánsares comunes en Villaveta |
La barnacla carinegra (Branta bernicla) es un tipo de pequeño ganso que cría en las lejanas tierras del Ártico (Canadá, Goenlandia y extremo norte de Europa y Asia) En Europa, sus principales zonas de invernada se localizan en las islas Británicas, Francia, Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y las costas del Báltico.
En invierno a España llegan contados ejemplares que se localizan fundamentalmente en las costas cantábrico, siendo las marismas de Santoña su principal destino en la Península. Por tanto, observar un ejemplar en el interior es francamente extraño, de hecho, esta cita es la tercera en Navarra desde 1999.
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Los ánsares y la pequeña barnacla carinegra volando con ellos |
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En esta imagen se ve más nítida a la carinegra |
En estas fotos podéis verla volando junto a los gansos, de los que destaca por su tamaño notablemente menor y su color oscuro. Aunque ya había tenido ocasión de observarlas en mis viajes a Estonia, la verdad es que este encuentro fue muy agradable, siempre gusta ver algo poco habitual. Lo malo es que las aves siguieron su viaje y no pudieron ser observadas por más pajareros.
Luego al revisar las fotos en casa con más detenimiento pude ver como en las primeras imágenes que tomé de los gansos posados en el agua ya se veía a la barnacla, pero en un primer momento no me percaté
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El grupo de gansos nadando en el centro de la laguna y con ellos la barnacla infiltrada |
Además del episodio con esta barnacla también este invierno se han visto otras curiosidades. En los primeros días de marzo llegó a la laguna un ejemplar joven de cisne vulgar (Cygnus olor), quien a los pocos días se vio acompañado de otro congénere.
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Uno de los dos cisnes que llegaron a Villaveta en marzo |
Aquí lo véis nadando plácidamente, por el poco temor que se le nota hacia las personas e incluso parece que tiende a acercarse a ellas, podría tratarse de algún cisne que ha estado en algún parque urbano donde ha sido alimentado.
En esta otra imagen se le ve rodeado de otras visitantes inesperadas, las avocetas.
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Cisne vulgar y avocetas |
Pues sí, también durante la migración prenupcial Villaveta ha servido de "stop over" para un pequeño grupo de estas simpáticas limícolas. Que yo sepa, esta es la primera cita para este embalse de la avoceta (Recurvirostra avosseta) Yo hasta ahora siempre las había visto caminando por las orillas de lagunas y estuarios, por eso me llamó la atención observarlas nadando como si fueran anátidas. En un momento dado levantaron el vuelo y me brindaron la oportunidad de sacarles unas bonitas instantáneas, con un picado incluido cuando volvieron a posarse en el agua.
La avoceta es una de las limícolas más elegantes, con sus patas largas y azuladas, su traje blanco y negro y el fino pico curvado hacia arriba. Su silueta es inconfundible. Numerosas avocetas procedentes de Europa occidental pasan el invierno entre nosotros, especialmente en áreas costeras.
El resto del invierno ha estado entretenido por la laguna, a pesar de que este año no ha apretado demasiado el frío para la llegada de migratorias. En cuanto a anátidas hemos contado con los omnipresentes ánades reales o azulones (Anas platyrhynchos), una bonita presencia de patos cuchara (Spatula clypeata), cercetas comunes (Anas crecca), porrón moñudo (Aythya fuligula), porrón europeo (Aythya ferina) y ánade silbón (Mareca penelope)
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Macho de la bellísima cerceta común |
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Zampullines comunes en muda invernal junto a dos hembras de porrón moñudo |
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Un grupo de porrones moñudos encabezados por dos machos |
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Macho de porrón europeo, muy abundantes en septiembre en la laguna |
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Macho de pato cuchara, durante la migración primaveral se han dejado caer con asiduidad |
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Focha común |
En cuanto a zampullines hemos disfrutado de una gran densidad de zampullin común (Tachybaptus ruficollis) con sus constantes zambullidas, desde septiembre hasta bien entrado febrero, así como un par de ejemplares de somormujo lavanco (Podiceps cristatus)
Tampoco han faltado una veintena de fochas (Fulica atra)
Respecto a las de "patas largas" o limícolas, poco que decir, además de las mencionadas avocetas tuvimos la visita fulgurante de alguna agachadiza común (Gallinago gallinago), media docena de andarríos grande (Tringa ochropus) y un andarríos chico (Actitis hypoleucos)
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Pareja de agachadizas comunes o becacinas |
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Andarríos chico |
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Andarríos chico |
Con los fríos de febrero también disfrutamos durante unos días de un numeroso bando de zorzales alirrojos (Turdus iliacus), cada vez más escasos, supongo que los inviernos tan templados que estamos padeciendo no les obligan a bajar tan al Sur. Difícil conseguir una toma buena, son muy desconfiados por la cuenta que les trae.
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Zorzales alirrojos |
También las rapaces ocupan un lugar destacado en el entorno de la laguna. Un par de gavilanes tienen su territorio de caza por la zona, así como milanos reales y al final del invierno llegan los milanos negros.
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Gavilán común (Accipiter nisus)
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Milano negro (Milvus migrans)
Y por último no podemos olvidar a los más diminutos pajaricos que pueblan las orillas de este enclave: Lavanderas blancas, carboneros, acentor común, pinzón vulgar, tarabillas comunes...En los campos de cereal los siempre presentes trigueros y entre los matorrales escribanos soteños, petirrojos, etc.
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Escribano montesino
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Escribano soteño
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Acentor común
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