viernes, 21 de junio de 2019

Algunas consideraciones sobre la becada y su gestión (Segunda Parte)


Muy buenas compañeros, seguimos con esta serie sobre la gestión de la becada, abordando unos asuntillos un poco polémicos. Espero que os guste ¡Al turrón!

¿Cuántas becadas se cazan? ¿En que países?

La madre del cordero sería conocer la cifra real de capturas en Europa. Si ya es difícil estimar la bolsa anual de caza en España, donde la recogida de datos es francamente mejorable, si nos vamos al conjunto del continente es la locura. Se estima que la población invernante en Europa es de entre 10 y 25 millones de individuos y la población reproductora europea entre 2 y 8 millones de parejas reproductoras, de las cuales se calcula que se abaten cada año entre 3 y 4 millones de aves. Por países, el Plan Europeo de Gestión de la Becada en 2009, colocaba a Francia en cabeza en cuanto a número de capturas anuales (1.200.000), seguida Italia (500.000-1.500.000) y Grecia (450.000) Para España asignaba unas capturas ridículas y claramente subestimadas de 3.000 becadas.

Si nos ceñimos a los datos exclusivamente del Paleártico Occidental,  la becada actualmente se considera especie cinegética prácticamente en toda Europa.  Durante la invernada, la caza se caracteriza por ser practicada por cazadores especialistas que la realizan al salto y con perro de muestra. Estamos hablando principalmente de Francia, Italia, España, Grecia, Reino Unido y Portugal. En el caso del Reino Unido e Irlanda también existe costumbre de cazarla en ojeo.

La cultura de la caza de la becada con perro de muestra solo es propia de algunas regiones europeas


De acuerdo con el documento FAROW emitido por la Federación de Asociaciones Nacionales de Becaderos del Paleártico Occidental (FANBPO) la normativa de caza en los países que conforman esta Federación sería la siguiente:

IRLANDA: Período de caza entre el 1 de noviembre y el 31 de enero, 6 días hábiles por semana. Sin cupo diario, semanal o anual.
GALES: Período de caza entre el 1 de octubre y el 31 de enero, 6 días hábiles por semana. Sin cupo diario, semanal o anual.
FRANCIA: entre el 14 de septiembre y 20 de febrero y 2 a 7 días de caza semanales dependiendo de la región. También en función de la región, cupos diarios entre 1 y 4, y semanales 1-6. Cupo único anual de 30 capturas.
SUIZA: Romandía entre el 15 de septiembre y 14 de diciembre. 4 a 6 días de caza semanales, cupo de dos capturas/día y cupo anual de 12-20. En la región de Ticino temporada del 16 de octubre al 30 de noviembre, sin límite de días o cupos.
ITALIA: Temporada entre el 21 de septiembre y 31 de enero (regiones del norte con cierre el 31 de diciembre), con 3 días de caza semanales, cupo de 2-3 capturas/día y cupo anual de 15-20 capturas.
PORTUGAL: Del 1 de noviembre al 15 de febrero, 2-4 días de caza semanales y cupo diario de 3.
ESPAÑA: Dependiendo de la región, desde el 8 de octubre hasta el 19 de febrero, aunque la mayor parte de Comunidades cierran la temporada antes del primer domingo de febrero. De 2 a 7 días semanales de caza según región. Cupo también variable, desde 2 capturas diarias a ausencia de cupo, lo más habitual es el cupo de 3 becadas/día. No existe el cupo semanal o anual.

En España existe un auténtico galimatías de normas que regulan la caza de la becada


Como sabemos, en los últimos tiempos hay una creciente demanda de cazadores del sur de Europa que se desplazan al norte en los meses de migración (a las repúblicas Bálticas, Escocia y países escandinavos principalmente) y en invierno a otros lugares del sur y oeste del continente (Irlanda, Bretaña, Bulgaria, Crimea o Balcanes)  atraídos por el reclamo de una gran densidad de sordas y en algunos casos bajo el paraguas de una normativa bastante laxa en cuestión de control de cupos. Por ejemplo, Croacia es conocida por ser el “coto privado” de muchos cazadores italianos que se desplazan allí por su cercanía en coche o  cruzando el Adriático en ferry.

Mientras, la caza durante la época primaveral se realiza aprovechando los vuelos de cortejo de los machos, estando esta práctica permitida únicamente en Rusia y en algunos países de su entorno en el este de Europa y fuera del ámbito de la UE y ejercida por cazadores locales. Tradicionalmente la caza primaveral era una práctica habitual  en algunos países del centro y este del continente, pero con su ingreso en la Unión Europea este método fue prohibido en virtud de la Directiva Aves. En Rusia, esta caza se desarrolla, contrariamente a lo que podamos pensar, bajo un control realmente estricto de capturas y en unas fechas muy concretas. Así, las cifras medias de capturas de un cazador ruso a lo largo de la temporada de caza en croule son bastante modestas, por debajo, por ejemplo, de los números por temporada de caza que manejamos en el “Proyecto Becada” para el becadero medio en España. El equipo del experto ruso en becadas, Sergei Fokin, lleva lustros estudiando la caza de la becada en Rusia y sus conclusiones vienen a desmontar muchos mitos alrededor de la caza en este país y su incidencia real en las poblaciones de becada. Otra cosa es que desde el punto de vista ético veamos mejor o peor abatir una becada en croule.

La caza de la becada en croule forma parte de la tradición de muchos países del centro y este de Europa


Habría que recordar que actualmente en países como Austria o Hungría hay movimientos que tratan de recuperar la legalidad de la caza en croule como una forma tradicional de aprovechamiento cinegético de la especie. En estos países y otros como Polonia no existe una cultura de caza de la becada con perro de muestra como la entendemos en los países mediterráneos. En el caso de Austria fue enviada en 2018 por la Comisión Europea ante el tribunal de Justicia de la Unión Europea por permitir la caza en croule en el estado federado (provincia) de Lower Austria.
De todas maneras, siempre me llamó la atención en mis reuniones con otros clubes pertenecientes a FANBPO que becaderos de países como Francia, con cifras de capturas anuales muy por encima del millón de becadas, se opusieran tan frontalmente a la caza en croule en Hungría, cuando suponen apenas siete mil becadas cazadas al año.
Los cazadores húngaros se defienden argumentando que sería bastante más dañino cazar las becadas durante el otoño y que Hungría se convirtiera en destino turístico, recordando su proximidad a Italia.

De acuerdo a la información que he podido recopilar, en Europa la caza de la becada está prohibida en los siguientes países o regiones:
-          Países Bajos
-          Bélgica dentro de la región de Flandes.
-          Portugal, en algunas islas del archipiélago de las Azores.
-          España, en las islas Canarias, Murcia y Melilla.
-          Suiza, en los cantones de habla alemana y los francófonos de Ginebra y Berna.
-          Alemania, en el lander de Berlin.
-          Eslovenia.
-          Hungría, actualmente se caza un número limitado de ejemplares en primavera durante la croule con el argumento de “estudios científicos”.
Seguramente habrá otros casos, pero lo cierto es que es bastante complejo recopilar normativa, dada la variedad de países y legislaciones regionales particulares dentro de cada estado.

En Rusia y de acuerdo con los partes de captura que facilitan los cazadores, se capturan de media 200.000 becadas en primavera durante la caza en celo (roding o croule), mientras que la caza otoñal, normalmente con perro de muestra, es bastante más minoritaria y se estima en 50.000 ejemplares la bolsa de capturas. Unos números bastante modestos si tenemos en cuenta que ya solo la Rusia europea tiene una superficie que supone el 40% de toda Europa. Estos datos se pueden consultar en las Newsletters que anualmente publica el grupo de especialistas en Agachadizas y Becada de Wetlands International. Solo en la provincia de Gipuzkoa, con una superficie ¡dos mil veces! menor que la Rusia Europea ya se cazan anualmente entre 7.000 y 10.000 becadas ¿Cómo podemos criticar la caza en el norte de Europa? Es inaudito.

La incidencia de la caza en los países del norte y este de Europa todavía es mínima si la comparamos con Francia, España o Italia



¿Afecta la caza en otros países a la becada que llega a España?

Este es uno de los debates que más ampollas levanta y bajo mi punto de vista se utiliza como arma arrojadiza para justificar nuestros «pecadillos»

Primero habría que distinguir entre los países de cría o invernada, porque demasiado habitualmente se lee a cazadores referirse a la caza en Bulgaria o Crimea como caza de becadas en sus “lugares de cría” y este es un error bastante grueso, simplemente porque allí no crían becadas.

Me explico, de acuerdo con la información aportada por José Luis Guzmán en su tesis “Factores que modulan la abundancia de la becada: Implicaciones para su gestión y conservación”, la distribución de las poblaciones en Europa incluye tres áreas:
-          área de reproducción estricta (donde están en verano pero no en invierno): Comprendería el centro-este y norte de Europa: Alemania, Polonia, Rusia, Bielorrusia, repúblicas Bálticas y Escandinavia. Aunque no las menciona Guzmán, aquí podríamos incluir las poblaciones “africanas” de Canarias, Azores y Madeira.
-          área de invernada estricta (donde están en invierno pero no durante la reproducción): zonas costeras y más cálidas del sur y oeste de Europa.
-           área intermedia donde se mezclan las poblaciones reproductoras e invernantes: centro-oeste de Europa y zonas montañosas del sur del continente, así como islas Británicas.
La Península Ibérica incluye el área de invernada estricta y el área con poblaciones reproductoras e invernantes, aunque en la época de invernada se estima que el número de becadas nidificantes ibéricas no llegaría ni al 5% del total de la población.

Por tanto ¿Cuál es el origen de las becadas que nos visitan anualmente? Esto lo podemos saber analizando dos fuentes de información fundamentalmente: El anillamiento científico y el seguimiento de becadas por satélite. Ambas nos dicen que el 80% de las becadas ibéricoinvernantes proceden de las regiones que rodean el mar Báltico y/o la Rusia europea. El seguimiento de becadas por satélite ha permitido saber que un 17% de las becadas marcadas que han emigrado con éxito pueden considerarse asiáticas, ya que pasaron el verano al este de los montes Urales.

El turismo cinegético relacionado con la becada está en auge


En consecuencia ¿Puede afectar la caza en Turquía, Grecia o Bulgaria a las becadas que vienen a España? Difícilmente, porque pertenecen a corrientes migratorias completamente distintas. Dos ejemplos: El Club de Cazadores de Becada lleva anilladas en invierno en España más de 2.000 becadas desde el año 2008. En este periodo se han producido recuperaciones por caza de estas anillas en Francia, Hungría, Rusia y sobre todo en España, pero nunca, nunca en los países mencionados. El caso de la RTVS es el mismo, jamás una de las 38 becadas marcadas con dispositivos de seguimiento por satélite ha emitido desde Crimea o Grecia, por consiguiente creo que es muy aventurado afirmar que a España vienen menos becadas porque se “hacen masacres en Turquía”. Son ideas que han calado en algunos cazadores basadas en medias verdades con poca o nula base científica.

Algo parecido sucede cuando se habla de la caza en países del norte de Europa como motivo de una menor presencia de becadas en nuestros montes. Voy a referirme a Estonia porque es el país que más conozco por haberlo visitado en media docena de ocasiones con motivo de campañas otoñales de anillamiento de becadas y censos de primavera.
Lo primero hablaré de mi percepción personal. Es innegable que estos países están de moda como destino para los cazadores del sur de Europa. Pero tampoco es nada nuevo, ya que a finales del siglo pasado muchos cazadores franceses, pero sobre todo italianos frecuentaban los países bálticos en otoño en busca de becadas y otras aves cinegéticas. El hecho es que también desde hace una década un número creciente de becaderos españoles se ha sumado a la moda y acude a estos cazaderos, bien para cazar, bien para entrenar sus perros o en un viaje que combina ambas actividades. No es algo con lo que comulgue especialmente, pero también es cierto que puestos a criticar también es turismo cinegético, por poner dos ejemplos, el del becadero asturiano que caza en León o el vasco que acude a Huesca. Aquí lo que cambia es la distancia, porque en el caso de Huesca diría que hay menos restricciones a la caza de la becada que en Estonia.

Volviendo a las percepciones personales, desde mi punto de vista actualmente y por fortuna la presión de caza en estos países dista años luz de lo que tenemos en España. Un ejemplo tonto, nunca me ha pasado cruzarme en la carretera con coches de cazadores o verlos por el monte. Nunca. Algo que sí ocurre en temporada de caza en cualquier carretera del norte
peninsular. Por tanto, cuando leo algunas aseveraciones quiero pensar que se hacen desde el desconocimiento o porque hay cazadores que sin conocer la realidad ven vídeos en Youtube y fotos en Facebook de grandes perchas y creen que aquello es el pan nuestro de cada día y el país está trillado de becaderos haciendo escabechinas y eso, hoy por hoy, es rotundamente falso.

Otra cosa es que considere execrable que haya cazadores extranjeros que vayan a estos países a hacer en un día perchas que no las alcanzarían en sus países de origen sumando varias temporadas. Para mi estas personas no merecen llamarse cazadores y entrarían en la categoría de escopeteros.

Estas imágenes ciertamente hieren a la vista


Pero si volvemos a la ciencia, siempre me gusta referirme a los datos de las becadas anilladas en el Santuario de la Becada de la isla de Vormsi (Estonia), proyecto en el que como decía antes he tenido el gran honor de poner mi granito de arena desde hace años. De acuerdo con la reciente publicación de los responsables del proyecto Jaanus Aua, Saverio Cardoni y Silvio Spano, entre los años 2010 y 2017 se anillaron en esta isla un total de 310 becadas. De estas becadas, 22 aves anilladas (un 7%) fueron recuperadas por caza. De ellas, 5 becadas (un 23%) fueron cazadas en Estonia, 6 (27%) en Francia, 4 (18%) en España, Reino Unido con dos y el resto repartidas entre Alemania, Italia, Irlanda, Dinamarca y Rusia, con una recuperación en cada país.

Teniendo en cuenta que en España los datos que manejamos nos dicen que el 80% de las recuperaciones por caza de becadas anilladas se producen a menos de 20 kilómetros del lugar donde fueron anilladas, los datos de Estonia demuestran claramente que la presión de caza allí es infinitamente menor que la que se produce en el sur de Europa. De hecho es sorprendente que se cacen más becadas en Francia y casi las mismas en España, a dos mil kilómetros de distancia, que en el mismo país donde fueron anilladas.

Habrá quien diga que la muestra de 310 becadas estonias anilladas es escasa, pero si nos vamos a los datos similares que se aportan desde el anillamiento en Rusia, comprobamos que hablan de número muy parecidos; el 80% de las becadas anilladas se recuperan fuera del territorio ruso. Por tanto, con los datos en la mano no se puede achacar la presión de caza en Europa a los países de cría. Si vamos a poner el foco por lo menos hacerlo donde realmente se hace “pupita” a la especie, siendo Francia, España e Italia los principales señalados. Esto que digo reconozco que es muy impopular y hay mucha gente que no le gusta escucharlo, pero creo que en esta vida hay que intentar ser honesto y coherente con lo que se dice.

También creo que cuando se propone cualquier medida restrictiva que suponga una reducción de la presión de caza en aquellas regiones españolas más permisivas, se utiliza el recurso de las supuestas “masacres en los lugares de cría” como recurso o muletilla para justificar las cosas que aquí se hacen mal. Como digo, esto se hace muchas veces desde el desconocimiento de la verdadera realidad de la caza en el norte de Europa, pero también con bastante hipocresía y poco interés en la gestión responsable de la becada. Este hecho me produce bastante pena, sobre todo pensando en qué les dejaremos a las generaciones futuras si nosotros seguimos mirándonos al ombligo.
Y con esto me despido, espero que os haya gustado este post y que por lo menos sirva para remover alguna conciencia. Agur!

miércoles, 12 de junio de 2019

Dorsiblancos de Irati


Benvenuto a tutti! En esta nueva entrada de “La Becada Viajera” traigo una breve reseña sobre un reciente avistamiento del Pico dorsiblanco en los bosques de Irati, esta vez en el lado francés. Le tenía ganas al “jodío” dorsiblanco, ya que en anteriores ocasiones su avistamiento me pilló en fuera de juego y no pude inmortalizarlo como se merece.



Bonito y confiado machito de dorsiblanco, un ejemplar juvenil
 El Pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) es una de las siete especies de pícidos que habitan en España, a saber, pito negro, pico real, pico picapinos, pico mediano, pico menor y el torcecuello ¿Qué tiene de especial? Pues que se trata de una especie relicta en la Península Ibérica, ya que después de la última glaciación quedó esta población aislada del resto de Europa y localizada en los Pirineos, fundamentalmente en el navarro. Aquí ocupa hayedos y hayedo-abetales maduros, por lo que su área principal de distribución se localiza en el conocido bosque o selva de Irati.

Ahí me estaba controlando
La población de dorsiblancos en España se estima en unas cien parejas reproductoras, mientras que en la vertiente francesa del Pirineo es algo más numerosa. Su aspecto es muy similar al del pico picapinos, aunque con un tamaño ligeramente mayor. Sin embargo, en su dorso no muestra las típicas dos manchas blancas del picapinos, sino que se ven sustituidas por un barreado de franjas blancas muy característico. El macho presenta el píleo rojo, que en la hembra es negro.

Picando el tronco en busca de los invertebrados que le sirven de sustento
Los dorsiblancos pirenaicos pertenecen a la subespecie Lilfordi, también propia de las poblaciones del sureste de Europa.

Se puede ver cómo ha levantado la corteza del haya

 Como decía, en la reciente visita a los Chalets d’Iraty intuía que habría grandes probabilidades de localizar algún individuo, pero la observación se produjo en el último minuto y de penalti injusto, porque tras una vuelta de dos horas por bosques, crestas y collados el dorsiblanco apareció como por arte de magia cuando llegaba al coche. Se trataba al parecer de un joven macho que por suerte respondió al patrón de comportamiento de este pájaro, es decir, confiado e ignorando mi presencia. Así es que pude sacar una buena serie de fotografías dentro del hándicap que supone el abundante follaje de las hayas en esta época y que provocaba que el pájaro se ocultara continuamente a pesar de moverse a poca distancia.

Bien por el simpático dorsiblanco, otra especie a tachar de la lista de pajaritos fotografiables en nuestras latitudes.






Buitres leonados, señores de estas cumbres pirenaicas



Cara norte del pico de Ori, presidiendo estos montes, el primer dosmil del Pirineo si nos acercamos desde el Cantábrico

 En lo que respecta a otras especies, poco más que decir ya que estos hayedos fuera de la época de migración no suelen ser muy ricos en avifauna y los pastizales de montaña están tan pastoreados que tampoco pueden albergar mucho bicherío. Aún así disfruté de los vuelos a ras de suelo de los buitres leonados, muy presentes en estos montes y de los bisbitas alpinos, escribanos cerillos y verdecillos en los pastizales. Eché en falta algún avistamiento de alimoches o quebrantahuesos, pero todo no se puede tener.
En el bosque, los clásicos de la zona, pinzones, agateadores, trepadores, reyezuelos y carboneros.


Un macho de bisbita alpino en su pequeña atalaya




Ovejas latxas, con su leche se elabora el famoso queso de Ossau-Iraty


Comos siempre un placer para los sentidos recorrer estas montañas en las que el Pirineo ya se empieza a poner serio. ¡Hasta otra!



jueves, 6 de junio de 2019

Algunas consideraciones sobre la becada y su gestión (Primera Parte)


Muy buenas a todos. Aquí os traigo una nueva entrada de “La Becada Viajera”. Aviso a navegantes, no se trata de un post sobre pájaros o viajes, sino más bien un  artículo de opinión dirigido a los cazadores de becada. Igual a los pajareros os resulta un poco tostón, pero en cualquier caso creo que hay cosillas interesantes sobre gestión.

Si nos asomamos a las redes sociales y  vamos a foros de cazadores probablemente no encontraremos  debates más apasionados que aquellos que giran alrededor de la becada y su gestión. Todos opinamos, muchas veces desde el corazón más que con la cabeza. Las “fake news” abundan y se leen algunas ideas peregrinas que a base de repetirlas han ido calando en la cabeza de muchos cazadores. Se me ocurre que mejor nos iría al colectivo de cazadores si en vez de mirarnos tanto al ombligo tratásemos de entender un poco al otro, huyendo de tanta ansia de protagonismo y de sobresalir por encima de todos. En esta serie de artículos me gustaría arrojar algo de luz acerca nuestra querida Scolopax y su gestión, desde la humildad, pero en base a los años que llevo estudiándola, tanto en el monte como leyendo cualquier estudio que cae en mis manos. Porque de todo se aprende y aquel que diga que no necesita leer porque todo lo sabe por salir al monte pienso que comete un craso error. En el largo periodo que estuve al frente del Club de Cazadores de Becadas disfruté de la oportunidad de intercambiar ideas con científicos y cazadores de diversos países y esa experiencia adquirida ayuda y mucho a abrir la mente y comprobar que verdades absolutas alrededor de la becada hay pocas. Pues eso,  empezamos…

La becada, un ave que levanta pasiones


¿Cuál es el estatus actual de la becada?

Si algo está claro a la hora de analizar el estado poblacional de la becada es que nada está claro, jejeje. Estamos hablando de un ave que hasta hace cuatro días, como quien dice, era prácticamente desconocida. Sus hábitos nocturnos y forestales, el plumaje críptico y la costumbre de permanecer inmóvil en lo más profundo del bosque han provocado que haya pasado desapercibida para el gran público. De ahí que la mayor parte de los estudios sobre la becada han visto la luz fruto de la iniciativa de cazadores o entidades relacionadas con la actividad cinegética, al ser la becada una pieza de caza de primer orden.

Cuando estudiamos la situación legal de una especie, en primer lugar debemos poner el foco en las clasificaciones más o menos oficiales y lo que afirman respecto a la becada, aunque la verdad es que los textos son un poco áridos y no pocas veces da la impresión de que se contradicen.

Por ejemplo, si nos vamos a la archinombrada Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres, más conocida como Directiva Aves, la becada está incluida en la parte A del Anexo II. Por tanto y de acuerdo con el Artículo 7, “debido a su nivel de población, a su distribución geográfica y a su índice de reproductividad en el conjunto de la Comunidad, las especies enumeradas en el anexo II podrán ser objeto de caza en el marco de la legislación nacional. Los Estados miembros velarán por que la caza de estas especies no comprometa los esfuerzos de conservación realizados en su área de distribución.”

Por otro lado, las categorías SPEC (Especies of European Conservation Concern) determinan cual es el estado de conservación de las especies de aves presentes en Europa. Aquí la becada está  clasificada en la categoría SPEC3: “Especies con poblaciones no concentradas únicamente en Europa pero que presentan un estado de conservación desfavorable en Europa”.

El Convenio de Berna, relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural en Europa, coloca a la becada en el Anexo III, aves que requieren medidas especiales en su gestión.
Por su parte, el Convenio de Bonn sobre la Conservación de las especies migratorias clasifica a la becada en el Anexo II, entre las especies migratorias que necesitan o se beneficiarían considerablemente de una cooperación internacional. Por esta razón, la Convención anima a los estados del área de distribución a crear acuerdos globales o regionales.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) coloca a la becada en el capítulo de “Preocupación menor LC”, el de menor riesgo de la lista: Una especie se considera bajo preocupación menor cuando no cumple ninguno de los criterios de las categorías en peligro, en peligro crítico, vulnerable o casi amenazado de la Lista Roja elaborada por la organización. En consecuencia, la categoría preocupación menor de la lista incluye a todos los taxones abundantes y de amplia distribución, que no se encuentran bajo amenaza de desaparecer en un futuro próximo.

Y por último, en el año 2015 Birdlife International también clasificaba a la becada en la categoría de “Preocupación menor”.

En definitiva, viendo las clasificaciones oficiales no parece que la becada sea un ave especialmente amenazada.

Las clasificaciones oficiales indican estabilidad de las poblaciones de la Scolopax rusticola


Por otro lado tendríamos referencias de los grandes estudiosos de la especie, por ejemplo Aebischer & Baines o Ferrand & Gossmann, quienes han descrito una tendencia estable, aun con grandes fluctuaciones interanuales para las poblaciones invernantes en el Reino Unido y Francia.

Como decía, gran parte de la información recogida sobre las poblaciones de becadas proviene del colectivo de cazadores. En Europa existe una serie de asociaciones formadas por especialistas en la caza de la becada, personas en general con grandes inquietudes en cuanto a la gestión sostenible de la especie. A mediados del siglo pasado nació el Club National des Bécassiers en Francia y a imagen y semejanza del mismo se fundaron otros clubes en Italia, Suiza, Reino Unido o Portugal. En España se creó el Club de Cazadores de Becada en 1999. Los clubes están agrupados en la Federación de Asociaciones Nacionales de Becaderos del Paleártico Occidental (FANBPO).

Una de las finalidades de estos grupos es recopilar información sobre la evolución de la densidad de becadas. Básicamente los estudios se alimentan de la info aportada por los cazadores mediante una aplicación web. Éstos anotan el número de becadas avistadas y abatidas en cada jornada de caza, así como otra información complementaria, como es la edad, peso o sexo de las piezas cazadas. A partir de esos datos podemos calcular índices de abundancia y establecer tendencias al observar su evolución a lo largo de las temporadas de caza. En España se carga al cabo de la temporada información de entre 17.000 y 20.000 horas de cacería, en Italia algo más, pero en Francia la participación de los cazadores llega hasta superar las 100.000 horas de caza, lo que da una idea del volumen de colaboración.

La colaboración de los cazadores es vital para implementar herramientas de gestión


Pues bien, estas tendencias extraídas del cálculo del índice de abundancia vienen a confirmar que la densidad de becadas encontradas por los cazadores parece estable, con los clásicos altibajos producidos por las circunstancias de éxito de cría o flujos migratorios propios de cada año. A esta misma conclusión llegan las asociaciones francesas, portuguesas, italianas, suizas y españolas que conforman FANBPO.

¡OJO! Sin embargo y llegados a este punto me gustaría hacer una pequeña puntualización, ya que también es cierto que la recogida de datos por este método tiene cierto sesgo, difícil de cuantificar. La causa es que no se trata de un método sistemático, sino que se basa en el número de salidas de caza efectuadas por los cazadores y éstas no siguen un patrón establecido, sino que se producen condicionadas por determinadas circunstancias, fundamentalmente la abundancia de becadas. Es decir, si durante unos días hay una gran densidad de becadas en los montes, los cazadores salen más a cazar, cargándose en la base de datos información que dará como resultado unos índices de abundancia elevados. Por el contrario, si hay pocas becadas en el territorio  la realidad es que muchos cazadores se quedan en casa, por lo que esa información no se recoge y por tanto no se incorpora a la base de datos. Este detalle da lugar a pensar que los parámetros de abundancia podrían estar sobreestimados por dicho sesgo, así que los tenemos que analizar con toda la prudencia del mundo.

El anillamiento, esencial a la hora de cuantificar las poblaciones de becadas


Un ejemplo de lo que digo son las temporadas de caza de 2017/18 y 2018/19. Ambas dieron como resultado unos índices de abundancia idénticos. Sin embargo, la primera fue calificada por muchos cazadores como “pésima” y la segunda fue en general valorada como “buena” ¿Cómo es posible esta diferencia si los índices de abundancia fueron los mismos? La causa es que en 2017/18 y debido a la sequía en el interior de España los cazadores no visitaron estos lugares y por tanto no se cuantificaron los datos de baja abundancia. Por el contrario, los cazadores concentraron sus salidas en la franja cantábrica donde había gran presencia de becadas y por consiguiente a la base de datos solo se subían cacerías exitosas, dando una imagen final engañosa de año bueno, a pesar de que muchos cazadores lo valoraron como malo.

Por el contrario, en 2018/19 el reparto de aves fue más uniforme por el territorio, dando como resultado unos índices de abundancia altos y la sensación de los cazadores también fue de temporada buena.

Con todo esto, tal vez haya llegado el momento de “profesionalizar” un poco más la metodología de recogida de datos haciéndola más sistemática y fijando unas personas, fechas y lugares concretos para la toma de información. Pero es un tema para tratar con más calma en otro momento.

Los censos de becada en croule en Rusia indican un descenso de los puntos positivos


Volviendo a otras fuentes de recogida de información, tenemos algunas cuyas conclusiones contrastan con  las que hablan de estabilidad. Hablamos de los censos de becadas durante el cortejo nupcial (roding o croule) en primavera. Consisten básicamente en colocarse al anochecer en lugares ya conocidos en los que se sabe que tradicionalmente pasan los machos de becada en vuelo de cortejo. De acuerdo con el último artículo publicado por los rusos Blokhin, Artemenkov y Fokin los resultados de los censos primaverales en Rusia indican que las áreas con alta intensidad de roding (más de 9 contactos) se redujeron considerablemente en la última década. En los últimos veinte años, la proporción de áreas con intensidad de roding “media” se ha mantenido relativamente estable, pero en el mismo período, la proporción de áreas de roding "buenas" se redujo casi a la mitad. La proporción de áreas de intensidad de roding “baja” y “muy baja” aumentó casi al doble.  En 2018, la proporción de áreas con intensidad de roding "buena" alcanzó el valor mínimo para todo el período del censo.

La Dama de los ojos de terciopelo


En el mismo sentido apuntan los censos de becadas nidificantes en Reino Unido, revisados en 2013, ya que también muestran un descenso significativo desde la anterior publicación de 2003, de acuerdo con los estudios de Hoodless y Heward. Tendencia que también parecen seguir las nidificantes francesas.

Todo esto nos hace pensar que dependiendo del método de recogida de datos el resultado es distinto, por ello hay que analizar toda esta información con mucha prudencia. De hecho extraer a día de hoy conclusiones rotundas en mi opinión sería muy aventurado.


Eso es todo de momento, deseo que os haya gustado esta entrada y haya servido para aclarar algún concepto. En la próxima escribiré sobre la caza de la becada en Europa y la incidencia en los países del Norte.


Becadas: la interpretación de la proporción de jóvenes

  Muy buenas, después de un tiempo vuelvo con una publicación a propósito de que estos días se leen en las redes sociales mensajes con datos...