Muy buenas a todos. Aquí os traigo una nueva entrada de “La Becada
Viajera”. Aviso a navegantes, no se trata de un post sobre pájaros o viajes,
sino más bien un artículo de opinión
dirigido a los cazadores de becada. Igual a los pajareros os resulta un poco
tostón, pero en cualquier caso creo que hay cosillas interesantes sobre
gestión.
Si nos asomamos a las redes sociales y
vamos a foros de cazadores probablemente no encontraremos debates más apasionados que aquellos que
giran alrededor de la becada y su gestión. Todos opinamos, muchas veces desde
el corazón más que con la cabeza. Las “fake news” abundan y se leen algunas
ideas peregrinas que a base de repetirlas han ido calando en la cabeza de
muchos cazadores. Se me ocurre que mejor nos iría al colectivo de cazadores si
en vez de mirarnos tanto al ombligo tratásemos de entender un poco al otro,
huyendo de tanta ansia de protagonismo y de sobresalir por encima de todos. En
esta serie de artículos me gustaría arrojar algo de luz acerca nuestra querida
Scolopax y su gestión, desde la humildad, pero en base a los años que llevo
estudiándola, tanto en el monte como leyendo cualquier estudio que cae en mis
manos. Porque de todo se aprende y aquel que diga que no necesita leer porque
todo lo sabe por salir al monte pienso que comete un craso error. En el largo
periodo que estuve al frente del Club de Cazadores de Becadas disfruté de la
oportunidad de intercambiar ideas con científicos y cazadores de diversos
países y esa experiencia adquirida ayuda y mucho a abrir la mente y comprobar
que verdades absolutas alrededor de la becada hay pocas. Pues eso, empezamos…
La becada, un ave que levanta pasiones |
¿Cuál es el estatus actual de la
becada?
Si algo está claro a la hora de analizar
el estado poblacional de la becada es que nada está claro, jejeje. Estamos
hablando de un ave que hasta hace cuatro días, como quien dice, era
prácticamente desconocida. Sus hábitos nocturnos y forestales, el plumaje
críptico y la costumbre de permanecer inmóvil en lo más profundo del bosque han
provocado que haya pasado desapercibida para el gran público. De ahí que la
mayor parte de los estudios sobre la becada han visto la luz fruto de la
iniciativa de cazadores o entidades relacionadas con la actividad cinegética,
al ser la becada una pieza de caza de primer orden.
Cuando estudiamos la situación legal de
una especie, en primer lugar debemos poner el foco en las clasificaciones más o
menos oficiales y lo que afirman respecto a la becada, aunque la verdad es que
los textos son un poco áridos y no pocas veces da la impresión de que se
contradicen.
Por ejemplo, si nos vamos a la archinombrada
Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre
de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres, más conocida como
Directiva Aves, la becada está incluida en la parte A del Anexo II. Por tanto y
de acuerdo con el Artículo 7, “debido a
su nivel de población, a su distribución geográfica y a su índice de
reproductividad en el conjunto de la Comunidad, las especies enumeradas en el
anexo II podrán ser objeto de caza en el marco de la legislación nacional. Los
Estados miembros velarán por que la caza de estas especies no comprometa los
esfuerzos de conservación realizados en su área de distribución.”
Por otro lado, las categorías SPEC (Especies of European Conservation
Concern) determinan cual es el estado de conservación de las especies de aves
presentes en Europa. Aquí la becada está
clasificada en la categoría SPEC3: “Especies
con poblaciones no concentradas únicamente en Europa pero que presentan un
estado de conservación desfavorable en Europa”.
El Convenio de Berna, relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y del
Medio Natural en Europa, coloca a la
becada en el Anexo III, aves que
requieren medidas especiales en su gestión.
Por su parte, el Convenio de Bonn sobre la Conservación de las especies
migratorias clasifica a la becada en el Anexo II, entre las especies migratorias que necesitan o se beneficiarían
considerablemente de una cooperación internacional. Por esta razón, la
Convención anima a los estados del área de distribución a crear acuerdos
globales o regionales.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) coloca
a la becada en el capítulo de “Preocupación
menor LC”, el de menor riesgo de la lista: Una especie se considera bajo
preocupación menor cuando no cumple ninguno de los criterios de las categorías en peligro, en peligro crítico, vulnerable o casi amenazado de la Lista Roja elaborada por la organización.
En consecuencia, la categoría preocupación menor de la lista incluye a todos
los taxones
abundantes y de amplia distribución, que no se encuentran bajo amenaza
de desaparecer en un futuro próximo.
Y por último, en el año
2015 Birdlife International también clasificaba a la becada en la categoría de
“Preocupación menor”.
En definitiva, viendo las
clasificaciones oficiales no parece que la becada sea un ave especialmente
amenazada.
Las clasificaciones oficiales indican estabilidad de las poblaciones de la Scolopax rusticola |
Por otro lado tendríamos referencias de los grandes estudiosos de la
especie, por ejemplo Aebischer & Baines o Ferrand & Gossmann, quienes han
descrito una tendencia estable, aun con grandes fluctuaciones interanuales para
las poblaciones invernantes en el Reino Unido y Francia.
Como decía, gran parte de la información recogida sobre las poblaciones de
becadas proviene del colectivo de cazadores. En Europa existe una serie de
asociaciones formadas por especialistas en la caza de la becada, personas en
general con grandes inquietudes en cuanto a la gestión sostenible de la
especie. A mediados del siglo pasado nació el Club National des Bécassiers en
Francia y a imagen y semejanza del mismo se fundaron otros clubes en Italia,
Suiza, Reino Unido o Portugal. En España se creó el Club de Cazadores de Becada
en 1999. Los clubes están agrupados en la Federación de Asociaciones Nacionales
de Becaderos del Paleártico Occidental (FANBPO).
Una de las finalidades de estos grupos es recopilar información sobre la
evolución de la densidad de becadas. Básicamente los estudios se alimentan de
la info aportada por los cazadores mediante una aplicación web. Éstos anotan el
número de becadas avistadas y abatidas en cada jornada de caza, así como otra
información complementaria, como es la edad, peso o sexo de las piezas cazadas.
A partir de esos datos podemos calcular índices de abundancia y establecer
tendencias al observar su evolución a lo largo de las temporadas de caza. En
España se carga al cabo de la temporada información de entre 17.000 y 20.000
horas de cacería, en Italia algo más, pero en Francia la participación de los
cazadores llega hasta superar las 100.000 horas de caza, lo que da una idea del
volumen de colaboración.
La colaboración de los cazadores es vital para implementar herramientas de gestión |
Pues bien, estas tendencias extraídas del cálculo del índice de abundancia vienen
a confirmar que la densidad de becadas encontradas por los cazadores parece estable,
con los clásicos altibajos producidos por las circunstancias de éxito de cría o
flujos migratorios propios de cada año. A esta misma conclusión llegan las
asociaciones francesas, portuguesas, italianas, suizas y españolas que
conforman FANBPO.
¡OJO! Sin embargo y llegados a este punto me gustaría hacer una pequeña
puntualización, ya que también es cierto que la recogida de datos por este
método tiene cierto sesgo, difícil de cuantificar. La causa es que no se trata
de un método sistemático, sino que se basa en el número de salidas de caza
efectuadas por los cazadores y éstas no siguen un patrón establecido, sino que
se producen condicionadas por determinadas circunstancias, fundamentalmente la
abundancia de becadas. Es decir, si durante unos días hay una gran densidad de
becadas en los montes, los cazadores salen más a cazar, cargándose en la base
de datos información que dará como resultado unos índices de abundancia
elevados. Por el contrario, si hay pocas becadas en el territorio la realidad es que muchos cazadores se quedan
en casa, por lo que esa información no se recoge y por tanto no se incorpora a
la base de datos. Este detalle da lugar a pensar que los parámetros de
abundancia podrían estar sobreestimados por dicho sesgo, así que los tenemos
que analizar con toda la prudencia del mundo.
El anillamiento, esencial a la hora de cuantificar las poblaciones de becadas |
Un ejemplo de lo que digo son las temporadas de caza de 2017/18 y 2018/19.
Ambas dieron como resultado unos índices de abundancia idénticos. Sin embargo,
la primera fue calificada por muchos cazadores como “pésima” y la segunda fue
en general valorada como “buena” ¿Cómo es posible esta diferencia si los
índices de abundancia fueron los mismos? La causa es que en 2017/18 y debido a
la sequía en el interior de España los cazadores no visitaron estos lugares y por
tanto no se cuantificaron los datos de baja abundancia. Por el contrario, los
cazadores concentraron sus salidas en la franja cantábrica donde había gran
presencia de becadas y por consiguiente a la base de datos solo se subían
cacerías exitosas, dando una imagen final engañosa de año bueno, a pesar de que
muchos cazadores lo valoraron como malo.
Por el contrario, en 2018/19 el reparto de aves fue más uniforme por el
territorio, dando como resultado unos índices de abundancia altos y la
sensación de los cazadores también fue de temporada buena.
Con todo esto, tal vez haya llegado el momento de “profesionalizar” un poco
más la metodología de recogida de datos haciéndola más sistemática y fijando
unas personas, fechas y lugares concretos para la toma de información. Pero es
un tema para tratar con más calma en otro momento.
Los censos de becada en croule en Rusia indican un descenso de los puntos positivos |
Volviendo a otras fuentes de recogida de información, tenemos algunas cuyas
conclusiones contrastan con las que
hablan de estabilidad. Hablamos de los censos de becadas durante el cortejo
nupcial (roding o croule) en primavera. Consisten básicamente en colocarse al
anochecer en lugares ya conocidos en los que se sabe que tradicionalmente pasan
los machos de becada en vuelo de cortejo. De
acuerdo con el último artículo publicado por los rusos Blokhin, Artemenkov y
Fokin los resultados de los censos primaverales en Rusia indican que las áreas
con alta intensidad de roding (más de 9 contactos) se redujeron
considerablemente en la última década. En los últimos veinte años, la
proporción de áreas con intensidad de roding “media” se ha mantenido relativamente
estable, pero en el mismo período, la proporción de áreas de roding
"buenas" se redujo casi a la mitad. La proporción de áreas de
intensidad de roding “baja” y “muy baja” aumentó casi al doble. En 2018, la proporción de áreas con intensidad
de roding "buena" alcanzó el valor mínimo para todo el período del
censo.
La Dama de los ojos de terciopelo |
En
el mismo sentido apuntan los censos de becadas nidificantes en Reino Unido,
revisados en 2013, ya que también muestran un descenso significativo desde la
anterior publicación de 2003, de acuerdo con los estudios de Hoodless y Heward.
Tendencia que también parecen seguir las nidificantes francesas.
Todo
esto nos hace pensar que dependiendo del método de recogida de datos el resultado
es distinto, por ello hay que analizar toda esta información con mucha
prudencia. De hecho extraer a día de hoy conclusiones rotundas en mi opinión
sería muy aventurado.
Eso
es todo de momento, deseo que os haya gustado esta entrada y haya servido para
aclarar algún concepto. En la próxima escribiré sobre la caza de la becada en
Europa y la incidencia en los países del Norte.
Lo has bordado, con datos contrastado, quizás muchos no lo entienda, pero para mí Chapeau!!!, a ver la siguiente entrega, gracias
ResponderEliminarMuchas gracias, comentarios como el tuyo animan a continuar
ResponderEliminar