Benvenuto a tutti! En esta nueva entrada de “La Becada Viajera” traigo una
breve reseña sobre un reciente avistamiento del Pico dorsiblanco en los bosques
de Irati, esta vez en el lado francés. Le tenía ganas al “jodío” dorsiblanco,
ya que en anteriores ocasiones su avistamiento me pilló en fuera de juego y no
pude inmortalizarlo como se merece.
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Bonito y confiado machito de dorsiblanco, un ejemplar juvenil |
El Pico dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) es una de las siete especies de
pícidos que habitan en España, a saber, pito negro, pico real, pico picapinos,
pico mediano, pico menor y el torcecuello ¿Qué tiene de especial? Pues que se
trata de una especie relicta en la Península Ibérica, ya que después de la
última glaciación quedó esta población aislada del resto de Europa y localizada
en los Pirineos, fundamentalmente en el navarro. Aquí ocupa hayedos y
hayedo-abetales maduros, por lo que su área principal de distribución se
localiza en el conocido bosque o selva de Irati.
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Ahí me estaba controlando |
La población de dorsiblancos en España se estima en unas cien parejas
reproductoras, mientras que en la vertiente francesa del Pirineo es algo más
numerosa. Su aspecto es muy similar al del pico picapinos, aunque con un tamaño
ligeramente mayor. Sin embargo, en su dorso no muestra las típicas dos manchas
blancas del picapinos, sino que se ven sustituidas por un barreado de franjas
blancas muy característico. El macho presenta el píleo rojo, que en la hembra
es negro.
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Picando el tronco en busca de los invertebrados que le sirven de sustento |
Los dorsiblancos pirenaicos pertenecen a la subespecie Lilfordi, también
propia de las poblaciones del sureste de Europa.
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Se puede ver cómo ha levantado la corteza del haya |
Como decía, en la reciente visita a los Chalets d’Iraty intuía que habría
grandes probabilidades de localizar algún individuo, pero la observación se
produjo en el último minuto y de penalti injusto, porque tras una vuelta de dos
horas por bosques, crestas y collados el dorsiblanco apareció como por arte de
magia cuando llegaba al coche. Se trataba al parecer de un joven macho que por
suerte respondió al patrón de comportamiento de este pájaro, es decir, confiado
e ignorando mi presencia. Así es que pude sacar una buena serie de fotografías
dentro del hándicap que supone el abundante follaje de las hayas en esta época
y que provocaba que el pájaro se ocultara continuamente a pesar de moverse a
poca distancia.
Bien por el simpático dorsiblanco, otra especie a tachar de la lista de pajaritos fotografiables en nuestras latitudes.
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Buitres leonados, señores de estas cumbres pirenaicas |
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Cara norte del pico de Ori, presidiendo estos montes, el primer dosmil del Pirineo si nos acercamos desde el Cantábrico |
En lo que respecta a otras especies, poco más que decir ya que estos
hayedos fuera de la época de migración no suelen ser muy ricos en avifauna y
los pastizales de montaña están tan pastoreados que tampoco pueden albergar
mucho bicherío. Aún así disfruté de los vuelos a ras de suelo de los buitres
leonados, muy presentes en estos montes y de los bisbitas alpinos, escribanos
cerillos y verdecillos en los pastizales. Eché en falta algún avistamiento de
alimoches o quebrantahuesos, pero todo no se puede tener.
En el bosque, los clásicos de la zona, pinzones, agateadores, trepadores,
reyezuelos y carboneros.
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Un macho de bisbita alpino en su pequeña atalaya |
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Ovejas latxas, con su leche se elabora el famoso queso de Ossau-Iraty |
Comos siempre un placer para los sentidos recorrer estas montañas en las
que el Pirineo ya se empieza a poner serio. ¡Hasta otra!
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