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Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) |
Muy buenas "Becada Viajeras", espero que estéis todos bien y a estas alturas viendo un poco la luz al final del túnel tras estos meses tan malos que hemos sufrido.
Después de semanas enjaulados por una buena causa poco a poco hemos podido salir cerca de casa a dar las primeras vueltas pajareras dentro de la Fase 1 y encontrando que el monte está que se sale, con humedad suficiente debido a las abundantes lluvias de marzo y abril. Estas precipitaciones unidas a las suaves temperaturas han favorecido que el paisaje luzca un verdor precioso, unido a los cielos limpios de contaminación. Y es que también había muchas ganas de campo. Aquí va la crónica de mis primeras salidas en mi "Local Patch" del valle de Lizoain.
Las aves han agradecido esta tranquilidad y ayudadas por un clima tan benévolo van sacando adelante a su prole. Para empezar, esta pareja de carboneros que visitaron los comederos durante el invierno y han aprovechado un buzón cercano para hacer su nido con sus seis huevos. A mediados de mayo los pollos han abandonado este su primer hogar seguidos en todo momento por sus preocupados padres.
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Macho de carbonero común (Parus major)con su ceba |
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Saliendo de su buzón-nido, este es el tercer año que lo utilizan
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Fieles al comedero
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Este año les he ayudado de forma ocasional con algún gusano
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Otros habitantes de las zonas urbanas son las golondrinas, que este año parece que han llegado en mayor número que otras primaveras y no paran de hacer idas y venidas a su nido con los insectos que cazan al vuelo. Son los mejores insecticidas naturales. Nunca destruyáis sus nidos, ya que juegan un gran papel en beneficio del ser humano.
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A esta golondrina común (Hirundo rustica) le gusta posar en el cable justo enfrente de una ventana
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De vez en cuando se toman un respiro descansando en este cable, buen momento para inmortalizarlas, ya que en vuelo es complicadillo con sus continuos quiebros y cambios de dirección.
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Una gozada poder disfrutarlas a tan poca distancia
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Debemos proteger a estas desinsectadoras naturales
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Los ruidosos gorriones comunes también siguen atareados en sus labores de cría, aprovechando para sus nidos los huecos de esta casa abandonada.
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Macho de gorrión (Passer domesticus)
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Hembra disfrutando de las vistas desde las entrada de su nido
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Tiempos de amoríos. Macho y hembra de gorrión común. |
También a las currucas, muchas veces invisibles si no fuera por su canto aflautado que las delata, les gusta anidar dentro de los pueblos, siempre que haya algún jardín con setos tupidos donde buscan cobijo. En este caso he captado a esta hembra, a la que distinguimos del macho por su "capirote" marrón.
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Hembra de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) moviéndose como pes en el agua en la espesura de la hiedra
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Aquí encuentra pequeñas bayas e insectos que componen su dieta |
Salimos del pueblo y exploramos las zonas de matorral, transición entre los campos de cereal y el bosque. Estos lugares son muy ricos en aves y conviene examinarlos con detenimiento.
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Vistas de mi Local Patch |
Aquí podemos encontrar a la escurridiza curruca carrasqueña, un pajarillo que pone a prueba tu paciencia si quieres sacarle una buena foto. Tras mucho esperar pude hacer una buena secuencia de este precioso macho. Sin duda son las más bellas de las currucas, con el contraste gris y naranja, el anillo ocular rojo y su característico bigote blanco.
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Bellísima curruca carrasqueña
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Estos días se pueden encontrar en buen número si nos movemos en el límite entre el bosque y el monte bajo. Seguramente esta zona se encuentra en el borde norteño de distribución para esta especie en la Península Ibérica. Llegan aquí en primavera tras pasar el invierno en África, más allá del desierto del Sahara.
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Difícil pillarlas un momento quietas
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Otra vista del fugaz encuentro
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Otra vista de este bonito macho de la Sylvia cantillans
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Otro clásico que no falta en las zonas de matorral y monte bajo es la tarabilla europea. Al diferencia de las currucas, la tarabilla es relativamente sencilla de observar, ya que permanece durante un buen rato en lo alto de matorrales y pequeños árboles. Este macho nos vigilaba encaramado a un pino.
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Tarabilla europea (Saxicola torquatus)
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Entre las bisbitas que solo nos visitan en verano tenemos a la bisbita campestre, bastante más discreta en su plumaje que currucas y tarabillas.
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Bisbita campestre (Anthus campestris)
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Un pájaro que este año ha tardado en verse por la zona es el zarcero políglota, ya que hasta mediados de mayo no se ha detectado un paso. Es parecido a los mosquiteros, pero lo podemos distinguir por su buen "cabezón" y los continuos cantos que hace desde lo alto de los matorrales. Además es mucho menos discreto.
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Zarcero políglota (Hippolais polyglotta)
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Cantando desde lo alto de un boj. Destaca su gran cabeza y la pequeña cresta
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Por contra, para observar a los mosquiteros tenemos que estar atentos. En este caso estamos ante un mosquitero papialbo, bastante abundante en estos bosques mixtos de roble y pino. Su canto es inconfundible una vez que lo sabemos distinguir. El papialbo es más apagado en su plumaje que otros mosquiteros, dominando el color gris y el pecho blanquecino que le da nombre.
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Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli)
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En este plano se aprecia el pecho blanquecino que le da nombre, en contraste con el de otros mosquiteros
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Otra vista del papialbo
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Para identificarlo nos podemos fijar en el tono verdoso-amarillento de las rémiges del ala cuando está posado, aunque escuchando su reclamo saldremos de toda duda.
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Las plumas del ala presentan el típico color verde amarillento |
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El canto del papialbo también lo hace inconfundible
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Mosquitero papialbo |
Siguiendo con los mosquiteros localizamos gracias a la identificación de su canto al mosquitero ibérico, una especie que solo nos visita en primavera y que es prácticamente idéntico al común. Así que nos tenemos que ayudar del oído para conseguir distinguirlos.
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Mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus)
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En esta ocasión se posó en una rama seca de roble, colaborando para sacarle unas buenas fotos, ya que normalmente se mueve en la espesura.
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Bonito y pequeño pajarillo
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No es sencillo obtener una vista tan clara ya que suelen moverse en la espesura
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Siguiendo con las especies forestales nos topamos con una clásico de estos bosques, el reyezuelo listado, junto con su primo el Sencillo los pájaros más menudos de Europa.
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Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)
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Los podemos localizar fácilmente en el bosque si permanecemos atentos a su audible reclamo.
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Pajarillo complicado de observar, pero con un canto muy audible
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A pleno pulmón
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Y no puede faltar a la cita el pinzón vulgar, uno de los pájaros clásicos en estos bosques templados. El macho en esta época del año está realmente espectacular con esos tonos teja y grises muy vivos, en contraste con el color más apagado que tienen en octubre cuando nos visitan millones de migradores procedentes del centro y norte de Europa.
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Bello macho de pinzón vulgar (Fringilla coelebs)
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El más común de los fringílidos forestales
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Sus trinos al atardecer nunca faltan en los bosques de caducifolias del norte.
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Precioso colorido primaveral
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Espectacular el matiz gris de la cabeza
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La hembra del pinzón vulgar tiene un plumaje mucho más discreto, no parecen la misma especie.
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Hembra de pinzón vulgar
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Dentro de los fringílidos también encontramos al pardillo común, una especie bastante más desconfiada que el pinzón. Esta es la única imagen, lejana, de un macho que pude tomar.
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Macho de pardillo común (Linaria cannabina)
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Otra cosica es el carbonero garrapinos que aquí se encuentra en su salsa. En estos bosques se mueve en compañía de otros páridos, sobre todos carboneros comunes y herrerillos capuchinos.
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Carbonero garrapinos (Periparus ater)
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Garrapinos en su hábitat natural
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Su discreto plumaje contrasta con su pariente el carbonero común
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Marcando su territorio
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Entre la espesura y si tenemos mayor presencia de robles que pinos seguros que aparece algún petirrojo. A éste lo sorprendí con la ceba para su nido.
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Petirrojo europeo (Ertithacus rubecula)portando su ceba
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Este otro reclamaba desde lo alto de un roble.
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Hermoso animal
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Y como no todo van a ser plumas, también estos primeros paseos han servido para localizar unos cuantos corzos, especie que sigue en franca expansión. Muchas hembras avistadas, los más seguro a punto de parir por las fechas en las que nos encontramos.
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Corza (Capreolus capreolus)
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En marzo y abril suelen salir a los cultivos de cereal para alimentarse, pero llegado mayo hay tanta hierba y brotes tiernos en el bosque que apenas necesitan desplazarse para encontrar todo lo que necesitan. Así lucen tan lozanas.
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Con tanta comida no necesitan salir del bosque
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Esta hembra parece estar a punto de parir
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Corza al atardecer
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Aprovechando los pastos todavía verdes
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Pues nada amig@s, espero que os haya gustado esta nueva entrada y ¡Disfrutad de la nueva normalidad!!!
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Vistas desde el monte Txorrotxaga en Mendioroz, con la sierra de Zarikieta en primer término y al fondo el Pirineo oscense
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