Muy buenas Becadas Viajeras. Esta vez traigo al blog una entrada muy breve, pero con un invitado muy especial. Como suele ser habitual al inicio del invierno y con las llegada de los primeros fríos y la nieve a las altas montañas, los treparriscos inician una pequeña migración en altura desde las cumbres pirenaicas hasta los roquedos de zonas más bajas.
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Y por fin el treparriscos |
Uno de estos lugares elegidos por el treparriscos para guarecerse de los rigores del invierno es la foz de Lumbier, en Navarra, una profunda garganta tallada por el río Irati y en la que se suele localizar a este bello pajarillo en los meses invernales.
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Panorámica de la Foz de Lumbier |
Me desplacé hace unos días hasta este lugar y gracias a las indicaciones de José Ardaiz pude localizar al treparriscos (Trichodona muraria), no sin cierta dificultad, debido a su pequeño tamaño y al formidable camuflaje que hace complicado distinguirlo de los farallones rocosos donde se mueve.
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Paredes calizas donde el treparriscos encuentra su Benidorm particular |
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La imagen no es muy buena pero merece la pena |
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Se mueve en las rocas como pez en el agua |
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Con sus fuertes dedos y largas uñas se pega literalmente a la pared |
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Orillas del río Irati |
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Treparriscos |
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Atento a cualquier movimiento en las grietas en busca de algún invertebrado, base de su dieta |
A fuerza de escudriñar las paredes de la foz por fin pude distinguir a esta especie de agateador de la roca. No pude disfrutarlo durante mucho tiempo, ya que enseguida se metió en una zona fuera de mi campo visual y ya no volvió a aparecer, pero ese rato fue suficiente para apreciar su extraña silueta, culminada por un largo y fino pico con el que acceden a los invertebrados que se esconden en las grietas de la roca. El plumaje gris y discreto contrasta con el color violeta de algunas plumas del ala y la garganta blanquecina. Esas llamativas plumas del ala las despliega a impulsos cuando sube y baja por las paredes, por lo que casi parece una flor que brota de la roca, de ahí el apodo con el que se le conoce y que da título a esta entrada.
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Detalle del color violeta intenso que adorna sus alas |
Su vuelo con ligeros espasmos y un sube-baja se asemeja al de una mariposa.
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Con su largo pico accede a todos los rincones de la pared |
Pude sacarle alguna fotografía, aunque no de muy buena calidad debido a la lejanía.
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Destaca su garganta blanca |
En definitiva, una gran alegría por haber bimbeado un ave tan escasa y localizada, una especie a la que le tenía especiales ganas y que por fin puedo tachar de la lista.
¡Hasta otra!
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Flor de roca |
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