sábado, 8 de febrero de 2020

Treparriscos, flor de roca


Muy buenas Becadas Viajeras. Esta vez traigo al blog una entrada muy breve, pero con un invitado muy especial. Como suele ser habitual al inicio del invierno y con las llegada de los primeros fríos y la nieve a las altas montañas, los treparriscos inician una pequeña migración en altura desde las cumbres pirenaicas hasta los roquedos de zonas más bajas.

Y por fin el treparriscos

 Uno de estos lugares elegidos por el treparriscos para guarecerse de los rigores del invierno es la foz de Lumbier, en Navarra, una profunda garganta tallada por el río Irati y en la que se suele localizar a este bello pajarillo en los meses invernales.

Panorámica de la Foz de Lumbier


Me desplacé hace unos días hasta este lugar y gracias a las indicaciones de José Ardaiz pude localizar al treparriscos (Trichodona muraria), no sin cierta dificultad, debido a su pequeño tamaño y al formidable camuflaje que hace complicado distinguirlo de los farallones rocosos donde se mueve.

Paredes calizas donde el treparriscos encuentra su Benidorm particular


La imagen no es muy buena pero merece la pena

Se mueve en las rocas como pez en el agua

Con sus fuertes dedos y largas uñas se pega literalmente a la pared

Orillas del río Irati


Treparriscos

Atento a cualquier movimiento en las grietas en busca de algún invertebrado, base de su dieta

A fuerza de escudriñar las paredes de la foz por fin pude distinguir a esta especie de agateador de la roca. No pude disfrutarlo durante mucho tiempo, ya que enseguida se metió en una zona fuera de mi campo visual y ya no volvió a aparecer, pero ese rato fue suficiente para apreciar su extraña silueta, culminada por un largo y fino pico con el que acceden a los invertebrados que se esconden en las grietas de la roca. El plumaje gris y discreto contrasta con el color violeta de algunas plumas del ala y la garganta blanquecina. Esas llamativas plumas del ala las despliega a impulsos cuando sube y baja por las paredes, por lo que casi parece una flor que brota de la roca, de ahí el apodo con el que se le conoce y que da título a esta entrada.

Detalle del color violeta intenso que adorna sus alas


Su vuelo con ligeros espasmos y un sube-baja se asemeja al de una mariposa.

Con su largo pico accede a todos los rincones de la pared


Pude sacarle alguna fotografía, aunque no de muy buena calidad debido a la lejanía.

Destaca su garganta blanca


En definitiva, una gran alegría por haber bimbeado un ave tan escasa y localizada, una especie a la que le tenía especiales ganas y que por fin puedo tachar de la lista.

¡Hasta otra!

Flor de roca

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